A veces se me hace difícil entender el pánico que le tienen algunas personas a trabajar con sus plantas y jardines. No es un miedo extremo, quizás como el que le pudieran tener a una sabandija o a un ratón. Pero cuanto trabajo les cuesta visualizarse trabajando en sus jardines, sembrando una planta, o tan siquiera ocupándose de un simple cactus.
Sé que quitarse algunos miedos puede costar trabajo. Pero agarrar valor y meterle mano a nuestros jardines es tarea fácil. Así que mi propósito principal hoy es ver si de algún modo, logro convencerlos de lo inofensivos que son nuestros jardines. Sobre todo, presentarles ideas de como pueden adentrarse a este maravilloso mundo y salir ilesos en el intento. Es más, salir muy pero que muy satisfechos.
Dejar el miedo atrás y siempre mira como decimos en Puerto rico ,Por encima de los gandules
Primero que todo vamos a eliminar de nuestra cabeza viejos mitos. Por ejemplo, ese que muchos repiten donde quiera que van, gritándole al mundo que no tienen buena mano para las plantas.
Todos los seres humanos tienen buenas manos para las plantas. Lo que no todos tienen son los conocimientos adecuados para cuidarlas, las plantas indicadas para el lugar donde viven, o simplemente las ganas de adentrarse en el mundo de la jardinería.
Pero no importa quién seas o el lugar donde vivas, existe una planta perfecta para ti. Así que antes de mirar tus manos y tratar de ver con una pitonisa si tienes manos con buena aptitud para las plantas, observa más a fondo el lugar donde vives.
Dónde vivo y cuál es mi clima
A menos que te hayas mudado de estado o país recientemente, de seguro ya conoces las condiciones de clima en tu área (de acuerdo a la época del año). Si estás en tu casa, sal al balcón, al patio y observa cómo se manifiesta la luz del día a diferentes horas. También trata de recordar por donde entra la luz del sol en otras épocas, cuanto calor hace en tu terraza y en qué épocas refresca más el ambiente dependiendo del lugar donde estés, ya sea dentro o fuera de la casa.
Uno de los errores más grandes que cometemos con las plantas es colocarlas en áreas que no corresponden a sus necesidades. Por ejemplo, colocar un cactus en plena sombra. O colocar una violeta africana o un espatifilo bajo el candente sol.
Imagino que ya sabes que la posición del sol y el clima cambian según pasa el año. Entonces hay que tener esto en cuenta a la hora de sembrar las plantas. Digamos que siembras tus plantas de anturio en noviembre, cuando el sol está suave y el clima fresco. Pero una vez llega el verano, a ese rincón que escogiste le pega el sol demasiado fuerte. Entonces tendrás plantas secas y moribundas donde una vez tuviste un hermoso jardín de anturios.
Escoge la planta que más se parezca a ti
Aquí tenemos que ser sinceros con nosotros mismos. Igual que con las mascotas, debemos escoger plantas que se parezcan a nosotros. No es muy lógico escoger un perro grande que necesite correr dos y tres veces por día cuando vivimos en un pequeño apartamento y trabajamos gran parte del día. Entonces hay que usar la misma lógica con las plantas.
Si sabes que no vas a estar demasiado pendiente del cuidado de tus plantas, no escojas plantas que necesiten mucho mantenimiento. Igual que si vives con las ventanas cerradas todo el tiempo y con aire acondicionado, no compres plantas de sol o que necesiten ambientes húmedos y aireados.
Lo ideal es parear tu rutina y espacio con el tipo de planta que vas a comprar. Si tienes un balcón soleado y con buena brisa, más tienes el tiempo para experimentar, escoge unas bougainvilleas, siembra tomates en tiestos o crea un jardín de hierbas.
Pero si no tienes espacios exteriores y la iluminación dentro de la casa no es muy fuerte, escoge espatifilos, lengua de vaca(Sansevieria) o la palma areca. Que además oxigenan y limpian el aire que respiras.
El que mucho abarca poco aprieta
De seguro que el problema con tus plantas no son tus manos, sino lo mucho que tratas de abarcar en un sólo viaje. Si piensas que las plantas no se te dan por que no tienes manos de jardinero (“green thumb” en inglés), no trates de recrear los jardines colgantes de Babilonia en un sólo fin de semana.
Comienza sembrando semillas o simplemente transplantando una planta ya crecida. La mayoría de las personas salen al vivero, ven una planta que les gusta y la compran. Pero una vez llegan a la casa no sólo la colocan en el lugar incorrecto (sin mencionar que tal vez escogieron la planta incorrecta), pero pretenden que esta siga creciendo saludablemente en su envase original.
Igual que nuestros hijos, sobrinos y nietos, las plantas crecen, estiran sus ramas, raíces y necesitan tierra, abono y más espacio. De otra manera sería como tratar de mantener a uno de nuestros hijos durmiendo en la misma cuna de bebé por el resto de su vida.
Un ejercicio fácil y que te puede ayudar a familiarizarte con las plantas, es la siembra desde la semilla o el transplante de tiesto a tiesto. Por lo tanto, cuando vayas a comprar tu próxima plantita, aprovecha y compra tierra fértil, un tiesto más grande y el fertilizante correcto. Antes de fertilizar espera a que la planta se adapte al lugar donde la coloques, esto puede tardar semanas o algunos meses.
Y bueno, que al final nadie nace con el dedo pulgar verde, lo hacemos verde con el tiempo. Todos tenemos la capacidad necesaria para hacer crecer desde una planta, hasta un magnífico jardín. Todo está en aventurarnos con proyectos pequeños y darnos a la tarea de averiguar sobre los cuidados y procedimientos correctos. ¡Feliz Siembra!.