En términos generales, el paisajismo no ha sido otra cosa que la manipulación de la naturaleza por el hombre. Por siglos, la concepción ecológica 1 o la sostenibilidad 2 no eran conceptos que formaran parte del acerbo cultural de los profesionales, ni que inquietaran o motivaran a plantearse el tema del paisajismo bajo otra perspectiva.
Sin estas restricciones, arquitectos, paisajistas y urbanistas durante cientos de años, se han deleitado plasmando sus fantasías en la tierra. Ingleses, franceses, italianos y japoneses entre otros, desarrollaron estilos muy propios y diferentes entre sí, formaron escuelas derivadas y sus jardines han sido objeto de estudio inagotable.
Los grandes y reconocidos paisajistas en nuestra historia más cercana, fueron artistas indiscutibles que moldearon la naturaleza a su antojo, lo hicieron muy bien y no se les puede reprochar que lo hayan hecho. Podemos citar por ejemplo a los célebres Roberto Burle Marx en Brasil y a Luis Barragán en México. El primero creaba hermosas telas en su taller de artista que luego transfería con flores y colores, ritmos, curvas y formas a la naturaleza de manera magistral y el segundo, creaba recorridos, experiencias, sensaciones, obligando al paseante a doblar, a asomarse a contemplar.
Los paisajistas contemporáneos en cambio, deben preguntarse si es necesario alterar el orden natural antes de concebir su proyecto. Deben cuestionarse si no es más ecológico diseñar “con la naturaleza”, respetando sus características y condiciones particulares, aprovechando los elementos existentes. Esto no quiere decir que así se haga, pero hay una tendencia creciente hacia esta actitud.
Tiene más sentido sembrar flora autóctona que se adapta y crece rápidamente, que implantar a la fuerza árboles chinos en Manhattan o árboles tropicales en Siberia. Tiene más sentido que una tundra lo siga siendo y no forzarla a transformarse en un bosque, o bien que en los jardines tropicales la flora y la fauna se desarrolle en toda su biodiversidad y no mantenerla contenida y recortada como en un jardín francés. La maestría del paisajista contemporáneo consistiría entonces en optimizar, maximizar, resaltar, capitalizar las propiedades del lugar, no anularlas para empezar con la hoja en blanco.
Los conceptos de ecología y sostenibilidad anunciados más arriba, aunque ya no tan recientes, característicos sin embargo de esta época, son vinculantes en las prácticas profesionales del siglo XXI. Por más caso omiso e indiferencia al respecto que se mantuvo por tantos años; en la actualidad es un suicidio proyectar ignorándolos. La naturaleza así lo ha demostrado con la fuerza devastadora de huracanes, tsunamis y tormentas en todo el mundo, cada vez más frecuentes y cada vez más violentos. Insistir en prácticas ajenas a estos conceptos es provocación irresponsable.
Frank Lloyd Wright fue muy respetuoso de las características naturales del lugar y aplicó en la mayoría de sus proyectos un paisajismo acorde con el sitio. Sin embargo, incluso en esos términos no es suficiente. Hay que buscar alternativas paisajísticas que refuercen y amplíen la superficie verde y vegetada de los proyectos. Una de ellas es el paisajismo vertical, del cual nos ocuparemos en este estudio y otra es el diseño de techos vegetales, que será objeto de un segundo estudio y la tercera serán las granjas verticales.
Por este motivo y para facilitar herramientas de trabajo que puedan orientar el diseño del paisaje asociado a la arquitectura, para que el primero ayude a los edificios a funcionar mejor en lugar de contentarse con sólo ser un adorno, es que me he propuesto investigar sobre otras formas de hacer paisajismo, como recursos que pueden favorecer el desempeño pasivo de un edificio o como opción más sostenible. No pretende ser una investigación científica, ni cubrir toda la información que existe al respecto, sino solamente es un estudio de observación y selección de la información que me ha parecido relevante y útil para nuestra latitud.
Es responsabilidad de esta generación proteger la seguridad de la vida de la siguiente gene-ración y del desarrollo e instauración de un sistema alternativo, dependiente de la energía de recursos